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Conocete a tí Mismo

Chelo Gandia Valdes • sept 30, 2019

¿Qué significa tener conciencia de uno mismo?

Tener conciencia de uno mismo significa poner atención continua en nuestros estados internos. Es decir, ser conscientes de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de estos estados de ánimo sin reaccionar ante ellos y sin juzgarlos. 

“Cuando puedas poner palabras a lo que sientes, te apropiarás de ello”. Henry Roth. 

Daniel Goleman, nos habla de la importancia de permanecer en contacto con nuestras propias emociones, para conocerlas y poderlas controlar. Para no volvernos esclavos de ellas, y así favorecer la toma de decisiones personales. 

Cada emoción es válida y tiene su propio valor y significado. El objetivo consiste en que las circunstancias y la emoción estén en consonancia. 
Tanto el reprimir las emociones como su expresión desenfrenada nos puede llevar a situaciones extremas dentro del campo de lo patológico ( depresión, ansiedad…). 

A continuación haré una breve explicación de algunas emociones para ayudarte a comprenderlas y manejarlas mejor. 
  
EL ENFADO:

Vamos a imaginar una situación que nos produce enfado; vamos por la carretera conduciendo nuestro coche y tenemos un encontronazo con otro conductor.
Ante esta situación, nuestro enfado lo podemos combatir con la compasión, o una apertura mental que nos permita ver la situación desde otro punto y así parar la escala de rabia que estamos sintiendo. 
Cuando digo compasión, me refiero a tener un pensamiento más amable frente a la otra persona “ quizá no me ha visto” “Quizá conduce rápido por alguna urgencia”. 
Se trata de conseguir tener el grado de enfado apropiado, ya que la rabia suele escaparse de nuestro control

El enfado es una emoción negativa que se alimenta de nuestro diálogo interno, en el cual nos damos argumentos convincentes para justificarlo y así descargarlo sobre alguien. 
Además el enfado resulta energetizante y euforizante. 

¿Cómo calmar el enfado? 

- debemos de debilitar las convicciones que alimentan al enfado. Cuantas más vueltas demos a los motivos que nos llevan al enojo, mejores razones y más justificaciones encontraremos para seguir enfadados. Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que solo se puede apagar viendo las cosas desde un punto de vista diferente.
Uno de los remedios mas poderosos para acabar con el enfado consiste en volver a encuadrar la situación desde un marco más positivo. 

El detonante universal del enfado es la sensación de hallarse amenazado. Y no solamente una amenaza física, sino también cualquier amenaza simbólica para nuestra autoestima o nuestro amor propio (por ejemplo, sentirse tratado injustamente, sentirse insultado…). 

Por otra parte, todos los tipos de estrés, provocan una excitación adrenocortical que contribuye a bajar el umbral de la irritabilidad. De este modo, después de un día duro de trabajo, una persona se sentirá especialmente predispuesta a enfadarse en casa por las razones más insignificantes ( el ruido, el desorden de los niños…) razones que en otras circunstancias no tendrían el poder suficiente para desencadenar un secuestro emocional. 


EL ENFADO SE CONSTRUYE SOBRE EL ENFADO

Cuando el cuerpo se encuentra en un estado de irritabilidad y algo provoca un secuestro emocional, la emoción que surja, sea de enfado o ansiedad, tendrá una intensidad especial


En el caso de una discusión, la persona enfadada debería alejarse durante un tiempo de la persona que ha causado su enfado, y frenar la escalada de pensamientos hostiles tratando de distraerse. 

Las distracciones son un recurso sumamente eficaz para modificar nuestro estado de ánimo por la sencilla razón de que es difícil seguir enfadado cuando uno se lo está pasando bien. El truco, consiste en darnos permiso para que el enfado vaya enfriándose mientras tratamos de disfrutar de un rato agradable. 
Además con la distracción acabamos con la cadena de pensamientos irritantes que retroalimentan nuestro enfado. 


 “el enfado ni lo reprimas ni te dejes arrastrar por él.” Chogyann Trungpa

La mejor manera de gestionar el enfado es enfriarse primero, y después de manera asertiva y lo más educadamente posible mostrar las razones del enfado a quien sea oportuno. 


ANSIEDAD:

Preocupación = núcleo principal de la ansiedad. 

Toda preocupación se asienta en el estado de alerta ante un peligro potencial que, ha sido esencial para la supervivencia en algún momento de nuestro proceso evolutivo. 

La preocupación constituye, en cierto modo, una especie de ensayo en el que consideramos las distintas alternativas de respuesta posibles. 
La función de la preocupación consiste en una anticipación de los peligros que pueda presentarnos la vida y en la búsqueda de soluciones positivas ante ellos. 

Preocupación crónica; presenta todos los rasgos característicos propios de un secuestro emocional moderado

Las preocupaciones son más de carácter auditivo que visual ( se expresan en palabras, más que en imágenes). Es un hecho muy importante conocerlo a la hora de intentar controlarlas. 

El ciclo de la preocupación proporciona una recompensa parcial que refuerza el hábito. El aspecto positivo, de la preocupación, es que constituye una forma de afrontar las amenazas potenciales y los peligros que puedan cruzarse en nuestro camino. 

La preocupación puede terminar por convertirse en una especie de adicción mental, porque el hábito de la preocupación tiene una función similar al de la superstición. La gente suele preocuparse por cosas que tienen muy pocas probabilidades de ocurrir (la muerte de algún pariente en trágicas circunstancias, la bancarrota… ) y todo este proceso, al menos en lo que se refiere al cerebro límbico, tiene algo de mágico. Así del mismo modo que un amuleto que nos protege de algún daño anticipado, la preocupación proporciona la confianza psicológica necesaria para hacer frente a los peligros que nos obsesionan. 
La forma de controlar los pensamientos obsesivos, la preocupación… es desviar la atención hacia un abanico de alternativas igualmente plausibles, así evitaremos tomar ingenuamente como verdaderos los pensamientos que nos obsesionan. 


TRISTEZA:

La tristeza proporciona una especie de refugio reflexivo frente a los afanes y preocupaciones de la vida cotidiana, que nos sume en un periodo de retiro y de duelo necesario para asimilar nuestra pérdida, un período en el que podemos ponderar su significado, llevar a cabo los ajustes psicológicos pertinentes y, establecer nuevos planes que permitan que nuestra vida siga adelante. 

La mejor táctica para combatir la depresión son las actividades sociales. Uno de los principales determinantes de la duración y la intensidad de un estado depresivo es el grado de obsesión de la persona. Preocuparse por aquello que nos deprime sólo contribuye a que la depresión se agudice y se prolongue más todavía. 
Las personas deprimidas deben hacer el sobreesfuerzo de prestar atención a algo que pueda animarles y poner un cuidado especial en no elegir inconscientemente todo aquello que les hunda nuevamente ( ver una película triste). 

¿ Qué nos ayuda a elevar nuestro estado de ánimo?

La depresión constituye un estado de baja activación, por lo que hay que realizar actividades o ejercicios que consigan lo contrario. Andar, correr, ejercicios aeróbicos. 

En el caso de la ansiedad, el cuerpo se encuentra en un estado de alta activación fisiológica, es conveniente realizar ejercicios de relajación, que ayudan a reducir el nivel general de activación física. Justamente por este motivo, no podemos aplicar ejercicios de relajación a una depresión. 

Además para reducir la tristeza, nos ayudará mucho hacernos regalos como por ejemplo ir de compras, comer en nuestro lugar preferido, o los placeres sensoriales, como tomar un baño caliente. 

Los cambios de imagen, aunque solamente sea vestirnos de una manera diferente, también nos puede resultar beneficioso. 

Uno de los antídotos más eficaces contra la depresión, es la Reestructuración Cognitiva, es decir, tratar de ver las cosas desde una óptica diferente. 
Por ejemplo: ante una ruptura de pareja, aparecen pensamientos autocompasivos “siempre estaré solo...”. Estos pensamientos solo nos ayudan a fortalecer la sensación de desesperación. 

Si cambiamos el punto de vista, tal como nos enseña la Reestructuración Cognitiva, lo que vamos a conseguir es recapacitar y reconsiderar los aspectos negativos de la relación o de ver que esa pareja no era la adecuada para nosotros. 
Es decir, reconsiderar la pérdida desde una posición más positiva. 

Es muy importante saber que las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa. 

Las emociones pueden dificultar o favorecer nuestra capacidad de pensar, de planificar, de llevar a la acción cualquier objetivo que nos pongamos, así como solucionar problemas. 
Establecen los límites de nuestras capacidades mentales y determinan los logros que podremos alcanzar en nuestra vida. 

La habilidad psicológica más esencial que podemos tener es la de resistir al impulso. Este es el pilar fundamental de cualquier autocontrol emocional. Ya que toda emoción, implica un impulso para actuar


Estados de Ánimo Negativos

Imagínate la ansiedad como un iceberg. La base del iceberg, lo que está dentro del agua y no se ve, es una excesiva preocupación. El pico visible del iceberg, serían los síntomas que sí vemos. 
Y la preocupación es una respuesta a una posible amenaza. 

Por el contrario, los estados de ánimo positivos, aumentan la capacidad de pensar con flexibilidad y complejidad haciendo más fácil encontrar soluciones a los problemas, ya sean intelectuales o interpersonales. 
Es el caso del OPTIMISMO

El optimismo significa tener una fuerte expectativa de que, en general, las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y de las frustraciones.

Los optimistas consideran que los fracasos se deben a algo que puede cambiarse, y eliminan la palabra fracaso de su vocabulario, lo ven como una experiencia de la que aprender para poder mejorar en la siguiente ocasión llegando así a conseguir el éxito deseado. 

Los pesimistas, por el contrario, se echan las culpas de sus fracasos, atribuyéndose a alguna característica estable que se ven incapaces de cambiar. 
En una persona pesimista, los “noes” se van acumulando creando unas ideas de derrota, apatía y derrotismo. 


Las emociones se comunican a través de un modo no verbal.

Cuando las palabras de una persona no coinciden con el mensaje que nos transmite su tono de voz, sus gestos u otros canales de comunicación no verbal, la realidad emocional no debe buscarse tanto en el contenido de las palabras sino en como se nos esta transmitiendo el mensaje. 
Está demostrado que más del 90% de los mensajes emocionales es de naturaleza no verbal (el tono en la voz, la brusquedad de un gesto…) y este tipo de mensaje suele captarse de manera inconsciente sin que el interlocutor repare, en la naturaleza de lo que se está comunicando y se limite tan sólo a registrarlo y responder implícitamente. 





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